Experiencias desde el Corazón

ENERGÍA Y ESPIRITUALIDAD DEL INVIERNO

LA SABIDURÍA DE LAS ESTACIONES

DESCANSER INVIERNO

El invierno es la estación del frío, un frío que nos invita al recogimiento y a descender al corazón ardiente que nos calienta desde dentro. El descanso es un avivar nuestro fuego interior.

El invierno es la estación del “descenso”; pero no sólo del descenso de las temperaturas sino también del “abismamiento interior”. El invierno es la estación de la profundidad porque el dinamismo energético ocurre dentro, en lo hondo, en las profundidades de la tierra, en los espacios no visibles.

El invierno es la estación de la esencia, de lo nuclear, del ser en potencia.

El invierno es la estación de la semilla. La semilla no se siembra en la superficie.

A ras de suelo todo está como adormecido, aquietado. La actividad, la energía y el movimiento parecen ocultarse, resguardarse en lo profundo de la tierra, inaccesible para los ojos que sólo ven “lo visible”.

La naturaleza aparece despojada de lo externo, del ropaje de hojas y flores.

Los árboles de hoja caduca se alimentan en la hondura del subsuelo para poder luego rebrotar de nuevo. De manera similar, es preciso alimentarnos y nutrirnos de la energía que nos proporciona el descanso profundo para poder renacer de nuevo.                                                                                                         

Tras el desprenderse de las hojas en el otoño, la naturaleza no tiene prisa en rebrotar con una nueva primavera. Todo se lentifica aún más, se detiene y se para en invierno. Una estación, por tanto, que nos invita a no apresurarnos, a detenernos, recogernos y dirigir nuestra mirada más allá de la superficie, hacia esa profundidad en la que un misterioso e impresionante dinamismo tiene lugar.

El invierno es la estación del descanso en profundidad, el más radical antídoto para el estrés, la ansiedad y la prisa. Es un tiempo propicio para descansar de los agobios y ansiedades insertando, alineando y sintonizando nuestras pequeñas pausas y descansos dentro de la gran pausa estacional que representa el invierno.

 La naturaleza sigue otros ritmos más lentos y nos interpela mostrándonos árboles desnudos que no se apresuran a rebrotar de nuevo.

En la estación del invierno todo se ralentiza hasta llegar incluso a aquietarse, detenerse y pararse. Se nos invita, una vez más a vivir “sin prisas…. y con pausas”, a retomar nuestro “descanso” como un “descenso”, a abismarnos en lo profundo, como la semilla.

Cada vez que nos concedemos un momento de descanso en cualquiera de los meses de invierno podemos entrar en sintonía con él, acompasando nuestros latidos a la frecuencia vibratoria de esta estación y armonizando nuestros ritmos con las cadencias invernales de calma, sosiego, silencio y quietud.

Una invitación, una posibilidad, una oportunidad para:

  • Descansar, asentar y digerir todo lo que llevamos entre manos
  • Regenerar nuestro entusiasmo y nuestra pasión por la Vida
  • Alinearnos con el tiempo y armonizarnos con la energía del Invierno
  • Reconocer el descanso como derecho y necesidad y no como un lujo, como necesidad política y urgencia cósmica
  • Iniciarnos o avanzar en el Camino del Silencio y de la Quietud, comoexpresiones supremas del descanso

CONTENIDO

      • El descanso de la semilla. La semilla del descanso
      • Sin prisas…. y con pausas. La energía de la pausa. El movimiento pausado.
      • El descanso como descenso. Descanser en la Profundidad. La emergencia de lo Profundo.
      • SI-LENTIUM. El Silencio como afirmación de la lentitud. Lentitud y Descanso. La energía de la lentitud.
      • Descansar en la Quietud. Energía y movimiento de la Quietud.
      • Enraizados en el Silencio. La radicalidad del Silencio.
      • “No hacer” para rehacernos en el Silencio.
      • La energía y la espiritualidad del Corazón del Invierno
      • El invierno como “estación” para la AUTORREALIZACIÓN

“Leeremos en el libro sagrado de nuestras propias revelaciones interiores; estaremos atentos a las noticias que, sobre el estado de nuestra vida, el silencio nos vaya desvelando; estaremos continuamente inmersos en una atmósfera silenciosa en la que todo ruido podrá ser percibido como sonido y cada sonido como una música; y nos entregaremos por completo a esa tarea, la más importante de todas, de “hacernos a nosotros mismos”

    • A PROPÓSITO DEL NO HABLAR EN LOS ENCUENTROS.

      Las cosas, con el tiempo, se van volviendo laxas, pierden su tono, su frescura y su fuerza. El tiempo va como atemperando, suavizando, relajando e incluso diluyéndolo todo. Algo que también puede afectar a un aspecto esencial y fundamental en los encuentros: el silencio personal.

      Moratiel nos recordaba una y otra vez: “El lugar del Silencio es el corazón de cada uno”, “El silencio de cada uno es el descanso de todos”.

      Recordar es mucho más que un simple no olvidar; es “volver a pasar por el corazón”.

      Escribo estas líneas para recordar, para volver a pasar por nuestro corazón, en cada encuentro del Descanser, algo central para el silencio personal y del grupo, una cuestión decisiva para este silencio de nuestro corazón: el “NO HABLAR”. 

      En el Descanser este “no hablar” no es mudez, sino que nos disponemos a cerrar la boca para que nuestro adentro se abra, reviente y estalle.

      No hablar es el modo con el que sellamos nuestros labios, lacramos nuestra boca, a sabiendas de que dentro portamos algo majestuoso, real y de vital importancia: el Silencio

      No hablar no es una imposición arbitraria y externa sino un acuerdo previo de todas las personas que voluntaria y libremente deciden encontrarse en silencio para encontrarse a sí mismas en el Silencio.

      Dejamos de hablar no por una obligación externa sino como “ob-ligación” consciente y como expresión del deseo de nuestro ser de descansar de tanta palabra. 

      Es muy importante comprender este matiz para adherirse fervorosa y gozosamente a lo que, de otro modo y en otro contexto, sería represión y violencia: nadie me obliga a no hablar, es mi corazón el que necesita del silencio y por eso me ligo, me uno y me vinculo, desde mi entera libertad, a esta elemental pauta de funcionamiento del grupo. 

      Un contexto grupal en el que nadie habla favorece, nos conduce más adecuadamente, con menos esfuerzo personal a ese silencio interior que es lo que vamos buscando. 

      No hablar, no dirigirnos a otros con palabras, ni siquiera de saludo o agradecimiento, no es descortesía, desfachatez o indiferencia.

      Este no hablar con palabras es un gesto de profundo amor y respeto a la dinámica silenciosa de los demás: “no te dirijo ninguna palabra porque sé que vienes a reencontrarte con tu corazón y no quiero distraerte o despistarte de ese horizonte, de ese sendero. Has de saber que cada vez que pasas a mi lado, aunque no te mire ni te hable, no me eres invisible ni indiferente. Siento, junto a mí, en ese mismo instante, un corazón sediento del mismo silencio y cuyos latidos vibran al unísono con el mío. Envuelto en tu silencio te siento más presente que nunca, más regalo que nunca”. 

      Este no hablar con palabras nos permite en estos días reconocer y valorar lo preciado de las palabras, desgastadas y vencidas por un uso incontrolado y abusivo.

      Desde este no hablar nos reenamoramos de las palabras, unas palabras que, ungidas, pulidas y adecentadas con horas de silencio, dejarán de ser en nuestra vida meros vehículos o soportes de ideas, pura cháchara, y las viviremos como enunciados del corazón.

      Cuando después de este tiempo maravilloso de “no hablar” volvemos a hacer uso de las palabras, no sólo diremos cosas con ellas, nos diremos, nos afirmaremos y nos realizaremos con cada palabra dicha. Estaremos en las palabras, vibraremos con nuestras palabras, seremos nuestras palabras, es decir, seremos expresión de un silencio elocuente. 

      Este no hablar con palabras nos esmera en los gestos, en las miradas y en las sonrisas.

      El cuerpo silencioso habla por mí, por ti… encarnación del silencio. El Silencio se hace Carne…Cuerpo… y habita en nosotros y entre nosotros.

      Al no hablar todo mi cuerpo expresa, se torna diáfano, transparente, pura epifanía del Silencio que le habita. 

      No es fácil encontrar contextos grupales donde pueda acogerse el cerrar la boca como expresión de una gran apertura y el no hablar como un regalo.

      Por eso hay que aprovechar hasta el último minuto y desde cada rincón de la casa, esta oportunidad “única”. 

      Sentirnos afortunados de no hablar.

      De esto se trata: no tanto de “no poder hablar” cuanto de “poder no hablar”.

      Vivir y saborear la dicha de no tener que pedir nada, que preguntar nada, que responder nada, que cuestionar nada, que defender o atacar nada. 

      Este no hablar personal recobra más fuerza e importancia cuando se medita en grupo.

      Cada palabra proferida sin necesidad, que podía haberse obviado, que podía haberse no dicho, que es mero deshago para quien la dice, es como un dardo que se clava en la piel que recubre al grupo, vivido como un solo cuerpo.

      Es como una herida, por pequeña que sea, por donde comienza a drenarse y perderse la energía del grupo. Se produce una especie de hemorragia vibracional y la densidad y alcance del silencio común, del “entre” silencioso, comienza a descender, a mermar y menguarse. 

      El silencio grupal no es la mera suma o yuxtaposición de los silencios individuales de quienes forman esa comunidad espiritual. Toma cuerpo en sí mismo, adquiere una entidad propia que, a su vez, va a convertirse en seno, matriz y regazo del silencio personal de cada participante. 

      La nieve es blanca, pero el esquimal puede distinguir en ella una gran variedad de tonos. Algo parecido experimento en los encuentros de silencio. Cuando en un grupo nadie habla, el silencio se espesa, se dulcifica, se intensifica y gana en belleza. Cobra vida propia, luz propia, mueve su propia energía.

      Es entonces cuando el silencio de los corazones comienza a inundar los pasillos, los jardines, las escaleras, las flores, las paredes…. toda la casa.  Nada escapa al influjo de este poderoso silencio. 

      En un silencio así pueden sostenerse y cuidarse los silencios más inexpertos o más costosos.

      En un silencio así maduran, como bodegas centenarias, los silencios más veteranos, de mayor recorrido o experiencia. 

      Santa Teresa decía: “Varía mucho de –estar- a –estar- “

      Varía mucho el silencio total a un silencio a medias. 

      ¿Se puede estar en silencio a medias?… Sí, se puede no estar en silencio.

    •  

      A ti, compañero o compañera en este encuentro te pido: No me hables con palabras.

      Mantén tu boca sellada, pero tu corazón abierto.

      Háblame con tu mirada, con tu sonrisa. Sólo quiero escuchar tu silencio.

      Sólo quiero que mi silencio te ayude a escuchar los latidos sagrados de tu Corazón.

      Que sea el Silencio ese hilo invisible que una nuestras almas en un mismo pespunte.

       

Facilitan

José María Toro

José María Toro es profesor de enseñanza primaria y actualmente centra su labor investigadora y divulgadora de aspectos tales como el desarrollo de actitudes creativas en el quehacer de la vida cotidiana, la formación personal de padres, maestros y otros colectivos profesionales, la educación desde los valores, la pedagogía emocional, el descanso, la meditación y el silencio.

Ha participado como ponente en numerosos cursos, jornadas y seminarios de formación por toda España, México y Uruguay.

Ha publicado una gran variedad de artículos de temática diversa vinculados con la educación y el desarrollo personal.

Es autor de más de una decena de libros, entre los que destaca “Educar con Co-razón” que con 21 ediciones es considerado uno de los libros pedagógicos de mayor impacto en los últimos años.

En Enero de 2018 fue nombrado LOREÑO ILUSTRE DE LA VILLA por el Excmo Ayuntamiento de su localidad natal, Lora del Río (Sevilla).

En Septiembre de 2019 la Fundación Social Universal le otorga el Premio Anual de la Fundación por su dedicación y defensa de la Infancia y Juventud.

 

Mónica y Alberto acompañan, acogen y sostienen un espacio de corazón para facilitar la confianza y la libertad de sobresalir.

El lugar

Ayu Maya - Hotel Rural Camero Viejo
Laguna de Cameros - La Rioja

13 habitaciones dobles

Comida vegetariana

Reservas

ENTRADA
viernes, 10 de marzo 2023
a partir de las 18:00

SALIDA
domingo,  12 de marzo
sobre las 17:00

Actividades y alojamiento con pensión completa (comida vegetariana) en habitación compartida.

Preguntar disponibilidad y precio habitación individual

APORTACIÓN
260€
IVA incluido

NOTA IMPORTANTE:
por favor, antes de hacer la transferencia CONSULTA PLAZAS LIBRES Y AVISA por email o telegram UNA VEZ HECHA LA RESERVA, Gracias

Para reservar tu plaza ingresa 50 en el siguiente número de cuenta:

ES79 3035 0225 5422 5004 3952
(Caja Laboral)

o por Bizum al 666456333

En ambos casos indicando tu nombre y «Reserva 10 al 12 marzo».

El resto se abonará el día de comienzo del encuentro.

Contacto

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